Veíamos la ciudad por primera vez, que raro. Muy emocionante, despu’es de tanto tiempo de pensarlo y de leer sobre esto estamos aca. Bajamos como siempre ‘ultimos. Todo el mundo sale de los aviones como que se les va el omnibus, todos apurados, nosotros tomamos nuestro tiempo, arme coche, cierre coche, en el medio, cambio de pa:ales en el corredor. Ri’endonos pensando que seguro caminabamos unos metros m’as y encontrabamos un super ba;o con cambiador y todo, pero ta, en unos Segundos, ni;o listo. Falta que pase yo y Fabri por el ba;o, y como siempre, cuando llegamos estuvo bueno porque ya no quedaba ni un alma, casi que ni los de inmigracion. Sin cola ni nada pasamos a hacer nuestra entrada en nuestro Nuevo pa’is. Despu’es de practicar tanto con mi querida In’es, dije mi primer bonjour verdadero y me quedo bien.
Enseguida nos dimos cuenta de algo que luego se repiti’o y que estamos tratando y tratando de copiar: hablan en susurritos. La muchacha de la aduana, nos tomo los pasaportes, nos hizo algunas preguntas y nos dijo que pasaramos a inmigraci’on Canada. Fue muy, muy amable y hablaba como en secretos, bs,bssss… Pasamos a inmigraci’on de Canada, all’I firmamos los documentos de entrada al pa’is, presentaci’on de la direcci’on, muestra de CSQ y decir cuanta plata llevamos. Todo bien, nos entregan , folletos y sobres para poder pedir el pago del gobierno por los ni;os y pasamos a inmigraci’on Quebec. All’I una se;ora mayor, tambi’en, bs,bs,sbs, todo despacito, nos fue sumamente ‘util tener nuestra direccion ya definida porque adelantamos varios de los papeles que sino quedaban en suspenso hasta mandar un fax con la direccion. De Nuevo los datos y nos regala planos, carpetitas, nos da un ayuda memoria con los tr’amites que uno debe realizar, nos arregla una cita con el ministerio de la inmigracion, cuando habla nos va poniendo en fluo lo importante y en susurritos nos dice chau y nos desea suerte.
Arreglamos todo de Nuevo en el malet’in, colocamos otra vez los ni’os y arrancamos. A esta altura ya estaba todo vac’io otra vez, creo que en este tiempo llegaron como 5 vuelos m’as, llegamos a la zona de valijas y claro perdidos, porque de nuestro vuelo no quedaba ni el limpiador. Caminar como tres cuadras a averiguar que cinta era, en la 1 o 2, vuelve a mirar, nada. Otra vez a preguntar, tienen que estar esperelas, volver a la cinta, nada. Otra vez, me atiende otro, le explico todo, porque yo creia que como demoramos tanto capaz las pon’ian en otro lado, pero el muchacho con muy mal ‘animo me dice “ Se;ora, si no est’an se perdieron, llene el formulario, cuando aparezcan la llamamos” Y chau. Las famosas 7 valijas m’as la cuna de Franco andaban volando sabe donde. Fui a contarle a Pablo que andaba con su major carita, corriendo a Franco entre las cintas de las valijas, y el famoso, “no te puedo creer!!” Pero ta, no ten’ia sentido hacerse mala sangre, no estaban. Salimos del aeropuerto como de paseo.
Pablo dijo que era major no almorzar en Washington porque nos iban a dar de comer en el avi’on., pero s’olo nos dieron unos pretzel y una coca y ya eran como las 4 de la tarde.
Quisimos alquilar un auto pero no nos haceptaron el dep’osito en efectivo, as’I que nos volvimos a la terminal a buscar en que irnos.
El calor era insoportable y ah’I me vino a la cabeza, y si nos cierran la inmobiliaria? Era vienes, mira si cierra a las 5?. Ten’imos que ir a buscar las llaves del departamento y sino nos quedabamos afuera todo el fin de semana. Dejamos a Franco con “alegr’ia de vivir” Pablo y corrimos con Fabri a buscar algo para comprar. Como siempre en este planeta, no importa donde uno se encuentre y tenga hambre Qu’e hay?, siii , un Mc Donalds. Compramos hamburguesas y ensaladas y salimos a buscar un taxi. Nos toco un negro, simp’atico pero distante, quedamos medio apretados atras y empezo a sentirse el olor a hamburguesa, para colmo ten’ia aire, as’I que iba con todas las ventanillas cerradas. El chico que estaba dormido se desperto y decia “am.am”, Fabrizzio quer’ia comer y se puso a llorar, pero si sacabamos una papa frita yo creo que el negro nos bajaba. Para completer, la autopista estaba toda trancada, ibamos a paso de tortuga. Fue un poquito ca’otico. Creo que nos salvamos de quedarnos sin transporte porque era una autopista.
Al final llegamos a la inmobiliaria, busque las llaves,pague los dos meses que me ped’ian de dep’osito y sal’I como liberada con las llaves en la mano.
Pablo estaba sentado en el cord’on, pero vimos una mesa de Madera con bancos a unos metros y nos fuimos a hacer camping. Comimos tranquilos, charlamos un rato, nos guardamos los platos y cubiertos de las ensaladas y salimos a tratar de encontrar el apartamento.
lundi, septembre 12, 2005
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