No nos dió el tiempo de recibir tanto cariño. Nos recibieron en el aeropuerto en patota, como si llegara la selección clasificada!... bueno como si llegara Peñarol, (creo que iría más gente). En realidad no creo que merezcamos tanto. Al salir y ver a la hinchada que esperaba, Fabrizzio quedó paralizado, Franco salió corriendo gritando "abuelo", "abuelo", pero después paró porque no se decidía a quien abrazar.
Nos esperaban con asado. Allí mismo empezé a subir de peso y no paré hasta que sólo me servía 1 pantalón. (Disfrutamos de la comida típica 100% por 100%).
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